TIC’s en las Instituciones de educación superior y distanciamiento social

20 abril, 2020

Días atrás nos sorprendió la noticia que alumnos de varios planteles universitarios proponían paros on-line. Un primer motivo bien obvio de sorpresa es porque no lo habíamos registrado antes, como tampoco la cuarentena o distanciamiento social. Hace unos años que los paros ‘análogos’, su poca convocatoria y sus correlatos de democracias universitarias débiles también sorprenden. Los partidos políticos prácticamente no existen. Los movimientos proliferan, los colectivos proliferan, en general, a la primera discrepancia se dividen y crean distinciones exóticas, en cuanto a pureza moral y doctrinaria. Algo similar ocurrió con el movimiento estudiantil durante las protestas del 18 de octubre en adelante, en cierto modo los vimos quedarse sin piso y multiplicar demandas difusas de derechos infinitos y deberes inexistentes. Previo al distanciamiento social no observamos ninguna de las conductas clásicas de los movimientos estudiantiles tales como trabajos voluntarios, asistencia organizada a los más débiles. Presentarse activos en toda situación de carencia. Qué decir después en los inicios de la pandemia cuando internos de medicina rechazaban realizar su trabajo.

En torno a la situación puntual de la disponibilidad de TIC’s, hizo bien el rector Vivaldi al declarar: “es imposible comprender que, si se les está dando mucho más de lo que ellos están pidiendo, igual no lo valoren”.

Me pregunto si esa frase no es aplicable a más o menos todas las acciones de las autoridades en las universidades desde hace varios años. Lo que nos lleva a la imposible gobernanza que se observa a lo largo y ancho del sistema universitario, como también aqueja con fuerza las democracias con muy diversos grados de madurez.

Entre los efectos conocidos de las TIC’s es aumentar, disminuir, revelar y ocultar realidades por su sola presencia, llegó el compu y comienzan los cambios. Los nativos digitales siempre van con ventaja frente al resto – tienen habilidades implícitas-, cierto que cada vez son más pero igualmente cierto que el nombre perdió algo de su significado. Jugar o ver videos largas horas no te hace nativo digital ni de nada.

Los paros on-line ocultaban la realidad de la feble estructura de los sistemas informáticos, plataformas robustas, de prácticas de adaptación al uso por parte de todos los involucrados, que “mejor era dejarlo para otro día”. Revela, en cambio, con fuerza otro aspecto más de las enormes diferencias de soportes de conectividad y equipamiento en los diversos nichos sociales. Revela también la ausencia completa de compromiso y capacidad de reconocimiento por parte de los alumnos de cualquier esfuerzo institucional y no tienen límites.

La situación actual y por venir debe hacernos reconocer como comunidad los esfuerzos que se están haciendo en todo orden de cosas, por supuesto, pero todo lo que hagamos por fortalecer el vínculo entre las aulas (virtuales), profesores (on line) y alumnos a distancia será anticiparse con un sentido estratégico. Muchas de estas nuevas prácticas llegaron para quedarse y si son útiles harán por sí solas su camino.

Perfil del autor

José Grossi Gallizia
Filósofo UC Nanterre, consultor en estrategias de identidad. En su trayectoria ha sido académico e investigador cualitativo, parte de equipos de alta dirección y asesor de instituciones públicas y empresas. Educación y tecnologías de información constituyen un foco de permanente atención.