Más que hablar del futuro de la educación y la relación del líder en este tipo de organizaciones, hablaremos sobre el “impacto” que debe tener un o una líder en el presente.
Y es que debemos entender, que la educación es hoy, y requiere de lideres activos, conscientes, atentos, entusiastas y empáticos, para que, en el futuro, sean en definitiva grandes creadores y formadores de otras personas, para el bienestar y desarrollo de una mejor sociedad.
Dicho lo anterior, y en relación con el momento histórico que hoy vivimos, tan rápido e individualista, se requiere, más que nunca, de personas que puedan trabajar por y para los demás, en el entendido de que, siendo una sociedad tan absorbente y como no, muchas veces materialista (o egoísta), debe haber personas que puedan guiar los procesos de conversación entre todos aquellos que soliciten o requieran de un facilitador de la comunicación.
Así, el líder en este ámbito será quien guiará todos aquellos procesos de conversaciones con posibilidad de acuerdos en base a intereses en común, o simplemente, promoverá la escucha activa de la comunicación, para que finalmente las personas se “movilicen” de la palabra a la acción positiva de y entre ellos.
Por las razones antes descritas, en el ámbito de la educación, se requiere entonces de manera urgente e inmediata de personas líderes, desde distintos ámbitos de formación, para que en conjunto puedan desarrollar pautas educativas desde el presente y con miras hacia el futuro, comenzando desde la primera infancia educacional hasta incluso, en la técnica y profesional. De esta manera, será la única opción que tenemos como seres humanos sociales y pensantes, para la construcción de un mejor pasar en esta vida comunitaria.
Para finalizar, y desde el punto de vista entonces escrito en la presente opinión sobre el “impacto del liderazgo en las organizaciones educativas, en la definición del futuro”, apelamos a que, al existir en la actualidad ya distintas necesidades e intereses por co-construir una mejor sociedad para vivir, es imperante que los líderes actuales, como los profesores y formadores de otros, puedan entender que las herramientas ya adquiridas por ellos, deben dejarlas e imprimirlas en el presente, para que exista una continuidad de la información y proyección, no solo de su propia educación en aulas, sino de su propia sabiduría de vida, en el entendido de que la mejor escuela siempre es y será, la “Universidad de la vida”- como alguna vez lo nombró un alumno en alguna de mis cátedras-. Sin embargo, si a esta última agregamos el color o sabor de un líder gestor de emociones, creativo, inteligente, gran comunicador, empático, visionario y aún estando en tiempo presente, tendremos los ingredientes necesarios para crear e impactar en las personas y a sus organizaciones educativas en el hoy, pensando en lo que vendrá.
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